MITXEL EZQUIAGA
el 27 de enero de 2016
http://donostia-2016.diariovasco.com/noticias/201601/28/pilsen-mons-201601280630.html
No quieren dar consejos porque los dos coinciden en que «el éxito de una Capitalidad radica en no parecerse a ninguna otra». Pero su experiencia es valiosa: son los antecesores de Donostia. Los directores de las dos ciudades que fueron capitales europeas de la cultura el año pasado, la belga Mons y la checa Pilsen, vinieron recientemente a San Sebastián y dieron algunos titulares. ¿Por ejemplo? «Hay que lograr que los ciudadanos se sientan orgullosos de su Capitalidad», o «este título debe servir para atraer turismo, pero sobre todo para abrir mentes». Y un consejo más: «Disfruten de cada minuto porque el año pasado rápido, muy rápido».
El belga Vasseuri explicó a este periódico algunas claves del éxito de Mons. Porque su director no duda en calificar así el resultado de su programación. «Y lo digo con todo sinceridad», agrega con una sonrisa. «No necesito quedar bien ante los políticos porque en marzo me jubilo», cuenta.
Su caso es distinto al de Pilsen: Vasseuri ha participado en el diseño de Mons 2015 desde el mismo momento en que empezó a trabajarse en el programa de la candidatura. Es una característica poco común en las capitalidades, donde los cambios en la dirección son frecuentes por motivos políticos o diferencias de criterios. El director de Pilsen, por ejemplo, accedió a su cargo solo año y medio antes de que comenzara su programación.
«La idea de ‘capital cultural europea’ empezó a funcionar en 1995», recuerda Yves Vasseuri. «Al principio el título era para grandes urbes, como Madrid o París, y sus programaciones eran contenedores de grandes eventos. Siempre había un ballet de Pina Bausch y un montaje teatral de Peter Brook», ironiza. «Todo cambió en 2004 con la ciudad de Lille, cuando se pensó un diseño de Capitalidad enraizado en la propia población, distinto, con personalidad propia. Desde entonces Bruselas elige ciudades más pequeñas, con programaciones específicas que aporten algo diferente».
Es el caso de Mons, una ciudad de solo 100.000 habitantes aunque son 800.000 los que están en un radio de 30 kilómetros, y enclavada en un punto de Europa próximo a las grandes ciudades de Alemana, Holanda o la propia Bélgica. Quizás por eso han logrado un aumento espectacular en sus visitas: hasta 2015 solo unas 250.000 personas visitaban Mons; el año pasado la cifra alcanzó los 2.300.000 visitantes, es decir, multiplicó por diez las visitas, aunque se incluyen ahí quienes pisaban la ciudad de día y luego volvían a sus lugares de origen.
«Fue fundamental comenzar con buen pie, y ahí contamos con una gran exposición sobre Van Gogh que atrajo a mucha gente», explica el director de Mons. «No era una ‘exposición espectáculo’, sino una muestra bien encuadrada en nuestro programa, porque fue en Mons donde Van Gogh dio sus primeros pasos como dibujante».
En opinión de Vasseuri «lo importante es el legado, en lo material pero sobre todo en lo inmaterial». En lo primero Mons cuenta gracias a la Capitalidad con un nuevo museo, un teatro o un centro de congresos. En lo segundo «hemos logrado que la gente abra más sus mentes y los jóvenes se implique en las cuestiones culturales». Él se jubila pero el equipo que le acompañó al frente de la gestión de Mons continúa ocupando responsabilidades.
«La estabilidad en la preparación y celebración de la Capitalidad fueron claves», concluye. «El alcalde Elio Di Rupo, que había sido primer ministro belga, apostó por el proyecto. Es socialista y tenía buena sintonía con el gobierno de la región. El Estado no importaba tanto porque el gobierno central no tiene competencia en materia de cultura».
Retorno económico: 6 por 1
Más agitada fue la gestación de Pilsen 2015, y quizás por eso su director, Jiri Sucháni, se prodigaba en las bromas: había superado la prueba. Llegó al puesto 18 meses antes del inicio de la Capitalidad y hay quien dice que en algún momento incluso estuvo en riesgo la propia celebración del año.
Jiri Sucháni recordó que uno de los éxitos de Pilzen radicó en que «el contenido del programa nació de los técnicos especializado en cultura y no de los responsables políticos». Insistió en que la participación de los ciudadanos fue también «fundamental» y que la marcha de la Capitalidad fortaleció el «orgullo» de los propios ciudadanos. «Porque otra clave que hay que mantener siempre presente es cuidar a los habitantes de la propia ciudad tanto o más que a los turistas», enfatizó el director de Pilsen.
También hablaron de dinero. El checo aseguró que «la inversión realizada se ha recuperado en un año». El belga Vasseur dijo que «el retorno económico es de entre 4 y 6 euros por cada euro invertido».