E-diálogos: La necesidad de un relato solidario

Harri Xabier Fernández Iturralde

Periodista y asesor en comunicación política

 

“Europa se nos ha convertido incompresible”. Esta afirmación la hizo hace algunas semanas el catedrático de Filosofía Política y Social y director de Globernance -Instituto de Gobernanza Democrática-, Daniel Innerarity, en el contexto del 6º encuentro de Diálogos Europeos, bajo el título Una nueva narrativa para Europa ¿Existe un relato compartido para Europa?, organizado por Globernance, por el Museo San Telmo y por la oficina de la Capital Cultural Donostia 2016. En aquel dialogo participaron el Ministro Adjunto al Primer Ministro y de Desarrollo Regional de Portugal, Miguel Maduro, y el expresidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, quienes intentaron dirimir hacia dónde se dirige Europa y cuáles son sus limitaciones actuales.¿Qué es Europa? ¿Es una potencia? ¿Es la unión de varios Estados? ¿Es la unión de varias naciones? ¿Cuál es el relato de Europa? ¿Los países que componen la UE tienen el mismo objetivo?

Grecia acapara titulares y estas y otras decenas de preguntas rondan en los últimos días en boca de la ciudadanía. La aparente necesidad de construir un relato compartido entre todos los miembros de la UE se enfrenta a la realidad en la que algunos Estados miembros, mediante su hegemonía, dictan el destino de la Unión. Además de ello, tal y como citó Maduro, Europa se encuentra ante un problema “fragmentación económica y política”.

La afirmación de Innerarity sobre la “inteligibilidad” de Europa -probablemente derivado de un relato individual para cada país o, dicho de otra manera, realidad individual de los Estados y su interdependencia con la Unión- se constata, en la actualidad, mediante dos casos. Uno es extremadamente reciente. Nos referimos, por supuesto, a la ya citada crisis de Grecia. Y otro que se dará en un futuro cercano, será el del referéndum de Reino Unido para decidir si desea salirse o no de la UE. Son ambos casos muy dispares en los que el relato es completamente distinto. No obstante, ambos chocan con la mayor unificación de Europa y las posibilidades de convertirla en una “potencia” que pueda competir con EEUU o China, tal y como reclamó Durao Barroso. Si se toma como premisa la necesidad del aumento de la “convergencia” o de la “integración” entre los Estados -tal y como defendía Maduro- además de la “confianza mutua” es necesaria la solidaridad.

En el caso griego, las medidas exigidas a Grecia que Tsipras ha aceptado ahondarán aún más en la deuda griega, cuestión que sólo podría evitarse mediante su reestructuración y un análisis de las quitas. No obstante, las últimas semanas la actitud del Eurogrupo hacia el país heleno podría haberse definido, incluso, de matonismo político y económico. ¿Dónde queda la solidaridad en Europa, aquella que se encontraba en el ADN de la fundación de la Unión? Incluso antes, por ejemplo, en 1952, cuando los países acreedores de Alemania tras la II Guerra Mundial -entre los que se encontraban Grecia, el Estado español e Irlanda- negociaron las obligaciones del deudor.

En el caso de Gran Bretaña, Durao Barroso reconoció que sería una “derrota” para la UE que los británicos dejasen de pertenecer al Eurogrupo y abogó por crear las condiciones necesarias para que el país gobernado por Cameron se sienta “cómodo” en la Unión. Afirmación sin duda, también válida en el primer caso planteado, en contraposición con la actuación de los país acreedores. Quizá los países deban recuperar el espíritu de aquella frase que declamó Victor Hugo en la Congreso Internacional de Paz de París de 1849: “Llegará el día en que (…) todas naciones del continente, sin perder sus cualidades distintivas y su gloriosa individualidad, surgirán como una unidad superior y constituirán una fraternidad europea”. Y la clave reside ahí, en la “fraternidad”, en que los Estados de la UE se respeten fraternalmente por el bien de cada uno y por el bien de todos en conjunto. Solo mediante un relato compartido y solidario sobre sí mismos y sobre la UE, y sustituyendo las hegemonías por el respeto entre las partes, Europa se reforzará.

 


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