Enrique Fonseca
Consultor de Marketing Político
Javier Solana hizo un repaso de todos los retos a los que se enfrenta la Unión Europea. Su solución para todos ellos pasa por ese mantra que tanto les gusta a los políticos de Bruselas: “más Europa, más integración”. Después, en el turno de preguntas, una periodista de Radio Nacional le intentó sacar unas declaraciones. Podría haberle preguntado por muchos temas de política comunitaria. Sin embargo, decidió tirar por algo más doméstico: las elecciones catalanas.
Sirva esta anécdota para ilustrar el estado en el que se encuentra el proyecto europeo: por más que algunos trabajen por esa mayor integración, la opinión publicada (reflejo de la pública) está demasiada ocupada con los asuntos nacionales. En los bares, la gente discute sobre Rajoy, Urkullu o incluso Merkel pero no sobre Juncker, a quien la mayoría ni siquiera reconocería en una foto. De una sociedad que aún vota pensando en criterios de estado-nación saldrán políticos que piensen con las mismas claves.
Vale. Reconozco que, en algún momento, me he sentido tentado por algunos de los políticos llamados “euroescépticos”. Después, al ver que todos ellos, de izquierdas o de derechas, terminan coqueteando con Putin, me he dado cuenta de que la UE, con todas sus imperfecciones, es un bastión contra el autoritarismo.
Supongo que eso explica el interés de Solana en hablar de las teocracias islámicas, de ISIS, de China o de Viktor Orban. Cuando se define un concepto nuevo y nebuloso, se empieza identificando su antítesis. Y la antítesis de ese espíritu europeo que aún está por dibujar son todos los regímenes “antiliberales”.
No obstante, aún queda mucho por acotar. Me pregunto si el europeismo es compatible con ese regusto proteccionista que deja Solana cuando habla, por ejemplo, de una supuesta “batalla (empresarial) por el ciberespacio” con EEUU. Como si la creación de start-ups competitivas se consiguiera mediante decretos en lugar de instituciones claras, democráticas y con responsables reconocibles.
El día en el que los taxistas se cisquen en Juncker o Barroso con la misma pasión con la que lo hacen con Rajoy o Pablo Iglesias, o en el que los periodistas le tengan que preguntar a Solana por asuntos meramente europeos, estaremos empezando a creer de verdad en la integración europea.
Aviso legal: Durante cada sesión de los Diálogos Europeos, participantes que provienen de diferentes realidades y mundos, algunos presentes y otros que participan virtualmente a través de streaming, están invitados a redactar un post, una culminación de sus propias opiniones y reflexiones del debate. Estas opiniones son lo que constituyen los e-Diálogos. Las opiniones y reflexiones expresadas por los contribuyentes de e-Diálogos son exclusivamente suyas y no reflejan las opiniones del proyecto Diálogos Europeos o de los organizadores. El proyecto Diálogos Europeos no es responsable por la exactitud de cualquiera de la información aportada por los colaboradores e-Diálogos. Si deseas enviar tus propios pensamientos y opiniones, por favor envíenos un correo electrónico: info@europeandialogues.eu